Sebastián: Quedan 3 días…

Sebastián: Quedan 2 días…

Sebastián: Queda solo 1 día… 

Sebastián: ¡Es hoy, por fin¡

A Sebastián le había prometido su papá que lo llevaría a las dunas en “3 días más”. Ese día era hoy.

A Sebastián le gustaba sacar fotos de todos los distintos seres que se encontraba, por lo que ya tenía su mochila lista y su cámara cargada.

Sebastián: Dijo que llegaría a las 10. ¿Mamá, cuánto falta?

Mamá: Ya va a llegar Sebi, paciencia. ¿cargaste tu cámara?

Sebastián: Sí, toda la noche.

Cada paseo, buscaba nuevas especies para fotografiar. Podía ser desde el bichito más pequeño hasta el árbol más grande. Luego su papá lo ayudaba pegar las fotos en su álbum. Ya tenía 99 fotografías diferentes.

Había especies que eran más comunes. Por ejemplo, fotos de eucaliptos eran fáciles de conseguir. Estaban por todos lados.

(sonido de fotografía)

Pero, había otros seres que eran únicos. Como la foto de la página 34, que era de un Pequén. Un búho pequeño que no se mueve mucho y vive en el suelo. El día que la tomó fue una suerte para él y para el ave también.

Sebastián: Escucho algo papá…

(sonido ladrido de perro de fondo)

El ladrido de un perro llevó a Sebastián y a su papá directo hacia el ave. El perro de un vecino, el Rocky, le ladraba a algo volador que lo atacaba. Cuando atraparon al perro para llevarlo de vuelta a su casa, descubrieron que el animal volador era ¡un Pequén¡ que ya fuera de peligro había vuelto al suelo, y le permitió a Seba de lejitos tomarle una foto.

(sonido de fotografía)

Sebastián: ¡Qué gran registro para mi colección¡ ¡Qué suerte que estábamos cerca para protegerlo¡ 

Papá: Es verdad, hijo. Vamos, llevemos a Rocky de vuelta a su casa que estos no son lugares para que anden perros sin personas que les vigilen.

La foto número 100 la había guardado para una plantita pequeña de hojas gruesas y hermosas flores violetas y blancas. Estaba en peligro de extinción y por eso era difícil de encontrar. Solo vivía en Gota de Leche, allí mismo a unos pocos pasos de su propia casa. Esta plantita se llamaba la Hierba de El Tabo.

Seba; Mamá, ¿cómo puede ser que la Hierba de El Tabo no exista en ninguna otra parte del mundo? ¿en ningún otro país? ¿en ninguna otra ciudad? ¿ni siquiera en otras dunas? 

Cuando pensaba en esto le daba un poco de pena, porque entendía que había otros niños y niñas en otras partes del mundo que nunca podrían sacarle una foto.

Mamá: No te pongas triste, esos niños seguramente podrán fotografiar otras especies. 

Seba: Claro, como los pandas en China – pensaba Seba. 

Para él, tener la fotografía de la Hierba de El Tabo era como tener la fotografía de un panda, o incluso mejor. Porque los pandas no tienen flores y a Seba le gustaban mucho las flores.

(sonido de timbre)

Seba: ¡Llegó¡

El pequeño fotógrafo se cargó su mochila y salió de su casa.

Sebastián: ¡Sonríe papá¡

(sonido de fotografía)

Papá: Sebi, hijo, ¿ya sabes qué especie será la número 100? 

Sebastián: ¡¡Siiiii¡¡ La Hierba de El Tabo.

Papá: Wooow, qué buena elección… y ¿cargaste tu cámara?

Sebastián: ¡¡¡Siiiii¡¡¡ (con tono un poco lateado, porque ya le habían preguntado esto). Dale ya, papá, vamos a buscar a…

Papá y Sebastián: ¡La Hierba de El Tabo¡

Y partieron hacia Gota de Leche, confiados que encontrarían lo que buscaban.

Y tú… tal vez no has podido ver un panda, pero… ¿has tenido la suerte de encontrarte con esta pequeña plantita, La Hierba de El Tabo?