¿Has jugado alguna vez con arena? ¿Verdad que se puede hacer muchas cosas con ella?

Nada une un granito de arena con el otro, pero de alguna forma todas logran estar juntitas.

¿Te has preguntado alguna vez de dónde viene?

Y… ¿te has preguntado alguna vez si la arena se va?

Esta es la historia de un granito, llamado Puntito, que había sido arrastrado por el agua hasta la playa Las Monjas. 

Allí fue recibido por el resto de los granitos de arena.

Granito 1: ¡Qué grande eres¡

Granito 2: ¿Cómo te llamas?

Granito 3: ¿De dónde vienes?

 ¡¡Queremos saber todo sobre tiii¡¡

(los granitos hablan muy emocionados y uno atrás del otro, no dan ni tiempo de responder a Puntito)

Puntito: jaja ¡hola¡ Me llamo Puntito, vengo desde la cordillera 

Múltiples voces: ¡¡ooooohhhh… De la Cordillera¡¡

Granito 2: Ahhh eres jovencito todavía, por eso eres tan grande.

Múltiples voces: ¡¡Bienvenido¡¡

Inmediatamente los granitos de arena se hicieron hermanos e invitaron a Puntito a que se uniera a ellos en la playa.

En los siguientes días Puntito la pasó muy bien. Muchos niños y niñas visitaban las playas y usaban a Puntito y a su nueva familia para hacer castillos, paredes, moldes, esculturas y más.

Puntito: No sabía que aquí en la playa la pasaban tan bien. ¡Me quiero quedar aquí para siempre¡

Granito 3: ¡Siiii¡ Es verdad que aquí tenemos mucha diversión. Pero no nos quedaremos aquí para siempre. Cuando tengamos el tamaño suficiente seguiremos adelante y nos convertiremos en eso que ves allá… una duna.

Año a año las olas y el viento iban gastando a Puntito y haciéndolo más pequeñito. El viento lo movía con mayor facilidad.

Hasta que un día de invierno, una fuerte ráfaga de viento sopló y Puntito fue arrastrado lejos del mar y hacia las dunas.

Múltiples voces (me las imagino agudas): ¡¡¡Eeeeehhh¡¡¡ Compañero.

Granito 1: ¡Qué grande eres¡

Granito 2: ¿Cómo te llamas?

Granito 3: ¿De dónde vienes?

(los granitos hablan muy emocionados y uno atrás del otro, no dan ni tiempo de responder a Puntito)

Puntito jaja ¡hola¡ Me llamo Puntito, vengo desde la playa.

Múltiples voces: ¡¡ooooohhhh…De la Playa¡¡

Puntito se sintió a gusto inmediatamente. Allí estaba rodeado de mucha, mucha, arena. Uno sobre otro, los granitos formaban grandes montañas.

En los siguientes días Puntito la pasó muy bien. Muchos animales visitaban las dunas y usaban a Puntito y a su familia para refugiarse, hacer sus nidos e incluso había plantas que crecían sobre ellos. 

Puntito: ¡No sabía que aquí en la duna la pasaban tan bien ¡Me quiero quedar aquí para siempre.

Granito 1: ¡Oh…¡ (tono triste/solemne) Eso tal vez no sea posible Puntito. 

Puntito: ¿Por qué? Ah… ya sé, ¿porque después nos iremos a una duna más grande? O… (emoción) ¡Ah¡ ¡Iremos a ser parte del humedal¡

Granito 1: Esas cosas que tú dices son nuestro verdadero destino, pero… No siempre logramos llegar hasta allá. Cada cierto tiempo vienen humanos a las dunas con máquinas gigantes y se llevan toda la arena que pueden.

Puntito: (asustado/triste) Y qué pasa después?…

Granito 1: No sabemos. Esos granitos no vuelven a la duna.

En los siguientes días Puntito pudo ver cómo venían humanos con camiones y se llevaban la arena, y con ello las dunas cada vez se iban haciendo más y más pequeñas.

No creo que esto sea normal – pensaba Puntito-. Pero lamentablemente, él no tenía una explicación.

¿Qué opinas tú? ¿Será ese el ciclo natural de un granito de arena? ¿Qué pasa cuando se llevan la arena de las dunas?